10 de noviembre de 2007

En busca de la felicidad...


...y me fui de viaje, y viví
y fui feliz
porque corrimos y saltamos sin temor a parecer absurdos
y caminamos muchas veces por orillas de mares lejanos
cargados de misticismo e historias hundidas en lo más profundo de sus suelos oscuros,
y sentimos la arena bajo nuestros pies, como si cada grano se opusiera a que emprendiéramos el paso...
Vi...y aprendí también a observar,
a distinguir, percatar, rescatar...
Nos perdimos en atardeceres llenos de magia,
en cielos rojizos,
en soles escondidos tras horizontes lejanos,
en nubes que cambiaban de color como queriendo escapar de aquellas miradas que buscaban reconocerlas...
Vibramos con la noche...
y fuimos tan felices cuando vencimos el miedo y nos aventuramos a disfrutar de esa increíblemente encandilante oscuridad!
Las estrellas lejanas parecían brillar con más luz que nunca cuando la vida dejaba libre nuestro andar,
y es que era como si gozaran iluminando el camino de almas, que al igual que las nuestras, vagaban perdidas en la oscuridad de la noche...
Era mágico...
tan mágico como el efecto que provocaba esa luna que despiadadamente se mostraba con su majestuosidad ante la sigilosa e imperturbable oscuridad que nos rodeaba...
y es que llegaba a doler el pecho cuando ozabas a mirarla de frente...
no habían palabras, ni pensamientos...apenas suspiros y expresiones difíciles de concebir en circunstancias diferentes a esa...
Tomados de la mano, sentimos como el sufrimiento y la injusticia arrazaba con la inocencia de almas y corazones indefensos e incapaces de comprender la realidad que injustamente los rodeaba...
Se nos apretaba el corazón cuando veíamos sus ojos y nuestros bolsillos sin contenido alguno...
y es que nuestros bolsos cargaban reservas para alimentar el cuerpo pero no esperanzas para alimentar corazones...
Muchas veces nos sentimos vacíos...
Cargamos municiones para un ejercito entero,
y olvidamos en el hotel las sonrisas y las alegrías,
sobre la mesa dejamos el brillo de los ojos y por ello, nos empapamos de miradas opacas y profundas...
Por momentos nos sentimos miserables entre tanta miseria, y deseamos correr, gritar y olvidar cada rostro, cada mirada, cada mano extendida en busca de bondad... deseamos cambiar el mundo una y mil veces, y una y mil veces la vida bajo nuestros brazos...
Caminamos...
Nos alejamos de aquel paisaje tan despiadadamente desgarrador...
Nuestra alma estaba dividida... costaba avanzar sin voltear una vez más para intentar hacer algo...
Continuamos nuestro viaje... el equipaje pesaba, y decidimos abandonarlo porque advertimos que el peso nos impedía disfrutar de lo que la vida ofrecía ante nuestros ojos...
Dejamos todo al lado del camino y después de unos cuantos pasos, comprendimos que no era el equipaje el que opacaba la percepción que teníamos del paisaje, sino más bien, nuestros corazones cargados de recuerdos y experiencias...
Decidimos librarnos también de eso pues comprendimos
que los dolores vividos no nos hacían más precavidos
sino mas bien amargos y temerosos,
y que las experiencias pasadas que creímos nos hacían valerosos
resultaron muchas veces hacernos arrogantes y desconfiados...
Abandonamos nuestros dogmas y estructuras
y nos sentimos livianos
y perdimos el miedo al ridículo
y nos empapamos de deseos de vivir...
Disfrutamos y aprendimos
y llegamos por fin renovados...
Empezamos de cero,
y si bien es cierto ya no corríamos como antes
ni salíamos a empaparnos de la magia de la noche, eramos felices...

Ha pasado mucho tiempo desde entonces,
y pese a eso, cada vez que evoco esos lugares, esos momentos,
se me eriza la piel,
mis ojos adquieren ese brillo ausente la mayor parte del tiempo, un escalofrío recorre mi espalda
y se me aprieta el corazón como si los recuerdos lograran hacerme vivir nuevamente todo lo vivido...
Y es hermoso, pero a su vez, inmensamente frustrante,
pues me doy cuenta que que ya no soy tan feliz como entonces,
que la vida y sus trivialidades despoja de nosotros
la capacidad de empaparnos de detalles,
que necesito evocar esas imagenes para sentirme vivo,
y que muchas veces no tengo mas que las ganas de hacerlo todo diferente....
Y es que es como si necesitara portar un atardecer en el bolsillo de la chaqueta,
una luna brillante dentro de la billetera,
el brillo de unos ojos sinceros en el maletín,
y la brisa de la noche en el bolsillo trasero del pantalón para sentirme seguro.
....Incluso feliz.
Aveces el tiempo se vuelve una excusa conveniente para evadir el trabajo de despojarnos de nosotros mismos, pues es más fácil cargar con lo que tenemos, que empezar de cero; y es que es cierto,
resulta mas fácil cargar nuestras experiencias, que aventurarnos a vivir una nueva cada día.
Y no niego que esa realidad me asusta...
Asusta porque sientes que de pronto te acostumbras a vivir de tus recuerdos
al punto de que se torna tan difícil e inalcanzable crear una historia tanto o mejor que la anterior, que prefieres no arriesgarte,
y resulta que en ese no arriesgarte se te va la vida sin vivir
Y es cierto,
suena ilógico pensar que dejas de vivir por ser feliz con tus recuerdos,
sin embargo, la frase deja de serlo cuando te haces adicto a ellos
y esperas cada día ese instante de paz para hacerlo,
pues en el fondo, con eso,
te vuelves inerte a la virtud que existe y terminas centrándote tanto en tu mundo
que pierdes la capacidad de ser feliz con las cosas simples que te rodean...
Hoy debo reconocer que no soy tan feliz como entonces...
Y me cuesta hacerme a la idea de volver a serlo sin tener lo que tuve!
Me cuesta luchar contra ello después de haber vivido de ello tanto tiempo,
sin embargo,
hace muy poco descubrí y acepté que es muy difícil que vuelva algún día a vivir una experiencia como aquella,
y el hacerlo, abrió en mi la posibilidad de aceptar lo que tengo como un tesoro fortuito,
pues si bien es cierto ya no tengo ni los paisajes ni las personas que en algún momento tuve,
tengo mis ojos, mis manos y mis piernas para salir en busca de nuevos horizontes,
y no tan solo a eso; el tener conciencia de ello,
me hace sentir deseos de descubrir en ellos tantas o mas cosas que las descubrí entonces, y es precisamente eso lo que me hace hoy,
si bien es cierto una persona no mas feliz,
alguien mucho mas alerta y mas sensible a los detalles que a diario la vida nos regala,
y ciertamente,
lo que puedes llegar a encontrar en esa búsqueda,
si te puede llenar de momentos rebosantes de la mas plena felicidad...

...Simplemente Noa

4 de noviembre de 2007

Gracias, presidente Bush.


"Gracias, presidente Bush

Escribí la carta que viene más abajo el 9 de marzo de 2003, diez días antes de la invasión de Irak. Es el texto de mi autoría que más se ha leído hasta hoy: publicado en los periódicos más importantes del planeta, y transmitido en cadenas a través de internet, llegó a ser leído por cerca de quinientos millones de personas.
La guerra acaba de sobrepasar los cinco años de duración: más de 4.000 soldados americanos han perdido la vida, junto a un número indeterminado de iraquíes. Según la CNN (24/03/2008), “se estima que el número de muertes del lado iraquí oscila entre 80.000 y varios cientos de miles, a los que hay que añadir como víctimas a dos millones de personas que se vieron obligadas a abandonar el país, y a otros dos millones y medio que se encuentran en campos de refugiados, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas”.
Gran parte de las personas que citaba ya salieron de escena, pero la guerra continúa. No existe, por el momento, ninguna luz al final del túnel. Copio a continuación algunos trechos:

Gracias, gran líder George W. Bush.

Gracias por mostrar a todo el mundo el peligro que Saddam Hussein representa. Era posible que muchos de nosotros hubiésemos olvidado que empleó armas químicas contra su propio pueblo, contra los kurdos, y contra los iraníes. Hussein es un dictador sanguinario, una de las más claras manifestaciones del mal en nuestros días.
Sin embargo, esa no es la única razón por la que le estoy dando las gracias. Durante los dos primeros meses de 2003, usted logró mostrar muchas cosas importantes al mundo. Por eso, recordando un poema que aprendí en mi infancia, quiero decirle: gracias.

Gracias por revelar al mundo el gigantesco abismo que media entre las decisiones de los gobernantes y los deseos del pueblo. Por dejar claro que tanto José María Aznar como Tony Blair no dan ninguna importancia y no les guardan el más mínimo respeto a los votos que recibieron. Aznar consigue ignorar que el 90% de los españoles se opone a esta guerra, y Blair no le da importancia a la mayor manifestación pública que ha habido en Inglaterra en los últimos treinta años.

Gracias, porque su perseverancia forzó a Blair a presentarse ante el Parlamento con un dossier falsificado, escrito por un estudiante hace diez años, y a mostrarlo como “pruebas contundentes obtenidas por los servicios secretos británicos”.

Gracias porque, como consecuencia de sus esfuerzos por impulsar la guerra, por primera vez las naciones árabes, generalmente divididas, fueron unánimes condenando una invasión, durante el encuentro de El Cairo.

Gracias porque, debido a su retórica afirmando que “la ONU tiene una oportunidad de mostrar su relevancia”, incluso los países más descreídos acabaron adoptando una posición contraria al ataque.

Gracias por intentar dividir a una Europa que lucha por su unificación; eso servirá como una alerta que no será ignorada.

Gracias por haber logrado lo que pocos han conseguido en este siglo: unir a millones de personas, en todos los continentes, luchando por la misma idea, aunque esa idea sea la opuesta a la que usted sostiene.

Gracias porque, sin usted, no habríamos conocido nuestra capacidad de movilización. Tal vez no nos sirva para nada en el presente, pero nos será útil más adelante. Ahora que los tambores de guerra parecen sonar de manera irreversible, quiero hacer mías las palabras que un antiguo rey europeo dirigió a un invasor: “Que tu mañana sea hermosa, y que el sol brille en las armaduras de tus soldados, porque esta misma tarde yo te derrotaré”.

Por lo tanto, aproveche su mañana y lo que ésta aún puede traerle de gloria.

Gracias por no escucharnos ni tomarnos en serio. Pero ha de saber que nosotros sí lo escuchamos y no olvidaremos sus palabras.

Gracias, gran líder George W. Bush.

Muchas gracias."


Edición nº 169 : Gracias, presidente Bush
Guerrero de la Luz
Paulo Coelho

10 de noviembre de 2007

En busca de la felicidad...


...y me fui de viaje, y viví
y fui feliz
porque corrimos y saltamos sin temor a parecer absurdos
y caminamos muchas veces por orillas de mares lejanos
cargados de misticismo e historias hundidas en lo más profundo de sus suelos oscuros,
y sentimos la arena bajo nuestros pies, como si cada grano se opusiera a que emprendiéramos el paso...
Vi...y aprendí también a observar,
a distinguir, percatar, rescatar...
Nos perdimos en atardeceres llenos de magia,
en cielos rojizos,
en soles escondidos tras horizontes lejanos,
en nubes que cambiaban de color como queriendo escapar de aquellas miradas que buscaban reconocerlas...
Vibramos con la noche...
y fuimos tan felices cuando vencimos el miedo y nos aventuramos a disfrutar de esa increíblemente encandilante oscuridad!
Las estrellas lejanas parecían brillar con más luz que nunca cuando la vida dejaba libre nuestro andar,
y es que era como si gozaran iluminando el camino de almas, que al igual que las nuestras, vagaban perdidas en la oscuridad de la noche...
Era mágico...
tan mágico como el efecto que provocaba esa luna que despiadadamente se mostraba con su majestuosidad ante la sigilosa e imperturbable oscuridad que nos rodeaba...
y es que llegaba a doler el pecho cuando ozabas a mirarla de frente...
no habían palabras, ni pensamientos...apenas suspiros y expresiones difíciles de concebir en circunstancias diferentes a esa...
Tomados de la mano, sentimos como el sufrimiento y la injusticia arrazaba con la inocencia de almas y corazones indefensos e incapaces de comprender la realidad que injustamente los rodeaba...
Se nos apretaba el corazón cuando veíamos sus ojos y nuestros bolsillos sin contenido alguno...
y es que nuestros bolsos cargaban reservas para alimentar el cuerpo pero no esperanzas para alimentar corazones...
Muchas veces nos sentimos vacíos...
Cargamos municiones para un ejercito entero,
y olvidamos en el hotel las sonrisas y las alegrías,
sobre la mesa dejamos el brillo de los ojos y por ello, nos empapamos de miradas opacas y profundas...
Por momentos nos sentimos miserables entre tanta miseria, y deseamos correr, gritar y olvidar cada rostro, cada mirada, cada mano extendida en busca de bondad... deseamos cambiar el mundo una y mil veces, y una y mil veces la vida bajo nuestros brazos...
Caminamos...
Nos alejamos de aquel paisaje tan despiadadamente desgarrador...
Nuestra alma estaba dividida... costaba avanzar sin voltear una vez más para intentar hacer algo...
Continuamos nuestro viaje... el equipaje pesaba, y decidimos abandonarlo porque advertimos que el peso nos impedía disfrutar de lo que la vida ofrecía ante nuestros ojos...
Dejamos todo al lado del camino y después de unos cuantos pasos, comprendimos que no era el equipaje el que opacaba la percepción que teníamos del paisaje, sino más bien, nuestros corazones cargados de recuerdos y experiencias...
Decidimos librarnos también de eso pues comprendimos
que los dolores vividos no nos hacían más precavidos
sino mas bien amargos y temerosos,
y que las experiencias pasadas que creímos nos hacían valerosos
resultaron muchas veces hacernos arrogantes y desconfiados...
Abandonamos nuestros dogmas y estructuras
y nos sentimos livianos
y perdimos el miedo al ridículo
y nos empapamos de deseos de vivir...
Disfrutamos y aprendimos
y llegamos por fin renovados...
Empezamos de cero,
y si bien es cierto ya no corríamos como antes
ni salíamos a empaparnos de la magia de la noche, eramos felices...

Ha pasado mucho tiempo desde entonces,
y pese a eso, cada vez que evoco esos lugares, esos momentos,
se me eriza la piel,
mis ojos adquieren ese brillo ausente la mayor parte del tiempo, un escalofrío recorre mi espalda
y se me aprieta el corazón como si los recuerdos lograran hacerme vivir nuevamente todo lo vivido...
Y es hermoso, pero a su vez, inmensamente frustrante,
pues me doy cuenta que que ya no soy tan feliz como entonces,
que la vida y sus trivialidades despoja de nosotros
la capacidad de empaparnos de detalles,
que necesito evocar esas imagenes para sentirme vivo,
y que muchas veces no tengo mas que las ganas de hacerlo todo diferente....
Y es que es como si necesitara portar un atardecer en el bolsillo de la chaqueta,
una luna brillante dentro de la billetera,
el brillo de unos ojos sinceros en el maletín,
y la brisa de la noche en el bolsillo trasero del pantalón para sentirme seguro.
....Incluso feliz.
Aveces el tiempo se vuelve una excusa conveniente para evadir el trabajo de despojarnos de nosotros mismos, pues es más fácil cargar con lo que tenemos, que empezar de cero; y es que es cierto,
resulta mas fácil cargar nuestras experiencias, que aventurarnos a vivir una nueva cada día.
Y no niego que esa realidad me asusta...
Asusta porque sientes que de pronto te acostumbras a vivir de tus recuerdos
al punto de que se torna tan difícil e inalcanzable crear una historia tanto o mejor que la anterior, que prefieres no arriesgarte,
y resulta que en ese no arriesgarte se te va la vida sin vivir
Y es cierto,
suena ilógico pensar que dejas de vivir por ser feliz con tus recuerdos,
sin embargo, la frase deja de serlo cuando te haces adicto a ellos
y esperas cada día ese instante de paz para hacerlo,
pues en el fondo, con eso,
te vuelves inerte a la virtud que existe y terminas centrándote tanto en tu mundo
que pierdes la capacidad de ser feliz con las cosas simples que te rodean...
Hoy debo reconocer que no soy tan feliz como entonces...
Y me cuesta hacerme a la idea de volver a serlo sin tener lo que tuve!
Me cuesta luchar contra ello después de haber vivido de ello tanto tiempo,
sin embargo,
hace muy poco descubrí y acepté que es muy difícil que vuelva algún día a vivir una experiencia como aquella,
y el hacerlo, abrió en mi la posibilidad de aceptar lo que tengo como un tesoro fortuito,
pues si bien es cierto ya no tengo ni los paisajes ni las personas que en algún momento tuve,
tengo mis ojos, mis manos y mis piernas para salir en busca de nuevos horizontes,
y no tan solo a eso; el tener conciencia de ello,
me hace sentir deseos de descubrir en ellos tantas o mas cosas que las descubrí entonces, y es precisamente eso lo que me hace hoy,
si bien es cierto una persona no mas feliz,
alguien mucho mas alerta y mas sensible a los detalles que a diario la vida nos regala,
y ciertamente,
lo que puedes llegar a encontrar en esa búsqueda,
si te puede llenar de momentos rebosantes de la mas plena felicidad...

...Simplemente Noa

4 de noviembre de 2007

Gracias, presidente Bush.


"Gracias, presidente Bush

Escribí la carta que viene más abajo el 9 de marzo de 2003, diez días antes de la invasión de Irak. Es el texto de mi autoría que más se ha leído hasta hoy: publicado en los periódicos más importantes del planeta, y transmitido en cadenas a través de internet, llegó a ser leído por cerca de quinientos millones de personas.
La guerra acaba de sobrepasar los cinco años de duración: más de 4.000 soldados americanos han perdido la vida, junto a un número indeterminado de iraquíes. Según la CNN (24/03/2008), “se estima que el número de muertes del lado iraquí oscila entre 80.000 y varios cientos de miles, a los que hay que añadir como víctimas a dos millones de personas que se vieron obligadas a abandonar el país, y a otros dos millones y medio que se encuentran en campos de refugiados, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas”.
Gran parte de las personas que citaba ya salieron de escena, pero la guerra continúa. No existe, por el momento, ninguna luz al final del túnel. Copio a continuación algunos trechos:

Gracias, gran líder George W. Bush.

Gracias por mostrar a todo el mundo el peligro que Saddam Hussein representa. Era posible que muchos de nosotros hubiésemos olvidado que empleó armas químicas contra su propio pueblo, contra los kurdos, y contra los iraníes. Hussein es un dictador sanguinario, una de las más claras manifestaciones del mal en nuestros días.
Sin embargo, esa no es la única razón por la que le estoy dando las gracias. Durante los dos primeros meses de 2003, usted logró mostrar muchas cosas importantes al mundo. Por eso, recordando un poema que aprendí en mi infancia, quiero decirle: gracias.

Gracias por revelar al mundo el gigantesco abismo que media entre las decisiones de los gobernantes y los deseos del pueblo. Por dejar claro que tanto José María Aznar como Tony Blair no dan ninguna importancia y no les guardan el más mínimo respeto a los votos que recibieron. Aznar consigue ignorar que el 90% de los españoles se opone a esta guerra, y Blair no le da importancia a la mayor manifestación pública que ha habido en Inglaterra en los últimos treinta años.

Gracias, porque su perseverancia forzó a Blair a presentarse ante el Parlamento con un dossier falsificado, escrito por un estudiante hace diez años, y a mostrarlo como “pruebas contundentes obtenidas por los servicios secretos británicos”.

Gracias porque, como consecuencia de sus esfuerzos por impulsar la guerra, por primera vez las naciones árabes, generalmente divididas, fueron unánimes condenando una invasión, durante el encuentro de El Cairo.

Gracias porque, debido a su retórica afirmando que “la ONU tiene una oportunidad de mostrar su relevancia”, incluso los países más descreídos acabaron adoptando una posición contraria al ataque.

Gracias por intentar dividir a una Europa que lucha por su unificación; eso servirá como una alerta que no será ignorada.

Gracias por haber logrado lo que pocos han conseguido en este siglo: unir a millones de personas, en todos los continentes, luchando por la misma idea, aunque esa idea sea la opuesta a la que usted sostiene.

Gracias porque, sin usted, no habríamos conocido nuestra capacidad de movilización. Tal vez no nos sirva para nada en el presente, pero nos será útil más adelante. Ahora que los tambores de guerra parecen sonar de manera irreversible, quiero hacer mías las palabras que un antiguo rey europeo dirigió a un invasor: “Que tu mañana sea hermosa, y que el sol brille en las armaduras de tus soldados, porque esta misma tarde yo te derrotaré”.

Por lo tanto, aproveche su mañana y lo que ésta aún puede traerle de gloria.

Gracias por no escucharnos ni tomarnos en serio. Pero ha de saber que nosotros sí lo escuchamos y no olvidaremos sus palabras.

Gracias, gran líder George W. Bush.

Muchas gracias."


Edición nº 169 : Gracias, presidente Bush
Guerrero de la Luz
Paulo Coelho