20 de diciembre de 2008

Hombre que mira el cielo...


Mientras pasa la estrella fugaz acopio este deseo instantáneo, montones de deseos hondos y prioritarios...

Por ejemplo,

que el dolor no me apague la rabia,

que la alegría no desarme mi amor,

que los asesinos del pueblo se traguen sus molares caninos e incisivos y se muerdan juiciosamente el hígado,

que los barrotes de las celdas se vuelvan de azúcar o se curven de piedad, y mis hermanos puedan hacer de nuevo el amor y la revolución,

que cuando enfrentemos el implacable espejo no maldigamos ni nos maldigamos,

que los justos avancen aunque estén imperfectos y heridos, que avancen porfiados como castores, solidarios como abejas, aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes para instalar la gran afirmación.

Que la muerte pierda su asquerosa puntualidad,

que cuando el corazón se salga del pecho pueda encontrar el camino de regreso,

que la muerte pierda su asquerosa y brutal puntualidad,
pero si llega puntual,
no nos agarre muertos de vergüenza.

Que el aire vuelva a ser respirable
y de todos,

y que vos muchachita sigas alegre y dolorida poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano,
y nada más,

porque el cielo ya esta de nuevo torvo
y sin estrellas,
con helicóptero
y sin Dios...

Mario Benedetti

3 comentarios:

Edu dijo...

Tan bellos estos versos como la luz caida en estrella fugaz de la foto.
Un Saludo.

Zen dijo...

Lindas las letras de Mario Benedetti, como siempre...

Un rico abrazo para ti, a pocos dias de un nuevo ciclo.

Cariños

Anónimo dijo...

tu mano en mi mano, y el cielo se despeja

un beso

20 de diciembre de 2008

Hombre que mira el cielo...


Mientras pasa la estrella fugaz acopio este deseo instantáneo, montones de deseos hondos y prioritarios...

Por ejemplo,

que el dolor no me apague la rabia,

que la alegría no desarme mi amor,

que los asesinos del pueblo se traguen sus molares caninos e incisivos y se muerdan juiciosamente el hígado,

que los barrotes de las celdas se vuelvan de azúcar o se curven de piedad, y mis hermanos puedan hacer de nuevo el amor y la revolución,

que cuando enfrentemos el implacable espejo no maldigamos ni nos maldigamos,

que los justos avancen aunque estén imperfectos y heridos, que avancen porfiados como castores, solidarios como abejas, aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes para instalar la gran afirmación.

Que la muerte pierda su asquerosa puntualidad,

que cuando el corazón se salga del pecho pueda encontrar el camino de regreso,

que la muerte pierda su asquerosa y brutal puntualidad,
pero si llega puntual,
no nos agarre muertos de vergüenza.

Que el aire vuelva a ser respirable
y de todos,

y que vos muchachita sigas alegre y dolorida poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano,
y nada más,

porque el cielo ya esta de nuevo torvo
y sin estrellas,
con helicóptero
y sin Dios...

Mario Benedetti

3 comentarios:

Edu dijo...

Tan bellos estos versos como la luz caida en estrella fugaz de la foto.
Un Saludo.

Zen dijo...

Lindas las letras de Mario Benedetti, como siempre...

Un rico abrazo para ti, a pocos dias de un nuevo ciclo.

Cariños

Anónimo dijo...

tu mano en mi mano, y el cielo se despeja

un beso