18 de marzo de 2011

Las Siete Leyes Espirituales del Éxito...


El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realización progresiva de unas metas dignas. El éxito es la capacidad de convertir en realidad los deseos fácilmente. No obstante, el éxito, incluyendo la creación de la riqueza, siempre se ha percibido como un proceso que requiere mucho esfuerzo, y que muchas veces se logra a expensas de los demás.

1- La Ley de Potencialidad Pura (o de conciencia pura).

Esta ley puede llamarse de muchas maneras, pero todo se resume en el Ser. No es mas de lo que somos realmente.
Vivir de acuerdo con nuestro yo, en una constante auto-referencia, significa que nuestro punto interno de referencia es nuestro propio espíritu, y no los objetos de nuestra experiencia. Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto. Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro yo, tales como las situaciones en las que nos involucramos, nuestras circunstancias, personas o cosas que nos rodean. Buscamos constantemente la aprobación de los demás. Nuestros pensamientos y comportamientos esperan una respuesta externa, lo cual hace que nuestra vida se base en el temor y la incertidumbre ante la retribución que tendremos de nuestro alrededor, respecto a nuestras acciones.
Cuando vivimos según la referencia al objeto, sentimos una intensa necesidad de
controlarlo todo. La necesidad de aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener poder externo se basan en el temor.
El punto de referencia interno es el ego, sin embargo, el ego no es lo que realmente somos. El ego es nuestra autoimagen, nuestra máscara social; es el papel que estamos desempeñando. A la máscara social le gusta la aprobación; quiere controlar, y se apoya en el poder porque vive en el temor.
Nuestro verdadero yo, es nuestro espíritu, nuestra alma, es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie. Es humilde, no se siente superior a nadie, porque es consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.

2- La Ley de Dar.

"El universo opera por medio de un intercambio dinámico...
Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo.
Si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos,
mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida..."

Es lo mismo dar y recibir porque el universo fluye de esa manera y se ejercita aprendiendo a dar todo aquello que buscamos recibir. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar.
Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía sería como frenar el flujo sanguíneo.

“En realidad; recibir es la misma cosa que dar, porque dar y recibir son diferentes aspectos del flujo de la energía del universo.”

3- La Ley del Karma (Acción y reacción. Causa y efecto).

"Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera...
Cosechamos lo que sembramos, y cuando optamos por acciones que les producen alegría y éxito a los demás, el fruto de nuestro karma es también alegría y éxito..."

En todo momento de nuestra existencia estamos en el campo de todas las posibilidades donde tenemos acceso a un número infinito de opciones, que podemos escoger consciente o inconscientemente. La mejor manera de comprender y utilizar al máximo la ley kármica es siendo conscientes de las decisiones que tomamos en todo momento.
Sea que nos guste o no, todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que tomamos en el pasado. Desafortunadamente, muchos de nosotros escogemos inconscientemente, y por lo tanto, no nos damos cuenta de que estamos frente a un abanico de posibilidades.
Si nos detenemos un momento y observamos las opciones que escogemos en el instante mismo en que las escogemos, este simple procedimiento de elección y de observación consciente, nos hace mucho mas responsables de las decisiones que tomamos y su respectivas consecuencias.
Tomando conciencia de las elecciones que hacemos, comenzamos a generar acciones que encierran un proceso de evolución tanto para nosotros como para todos los que nos rodean. Y eso es todo lo que necesitamos hacer.
Mientras el karma sea evolutivo, tanto para el yo como para todos los afectados por el yo, los frutos del karma serán la felicidad y el éxito.

4- La Ley del Menor Esfuerzo.

Es la favorita de muchos pero a veces es la que más cuesta porque estamos acostumbrados a hacerlo todo con el mayor esfuerzo.
La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes, tres cosas que podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de "hacer menos para lograr más".
El primer componente es la aceptación. Aceptar significa sencillamente contraer un compromiso: "Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los hechos tal como se presenten". Eso significa que sabremos que este momento es como debe ser, porque todo el universo es como debe ser. Este momento - el que estamos viviendo ahora mismo - es la culminación de todos los momentos que hemos vivido en el pasado. Este momento es como es porque todo el universo es como es. Aceptamos las cosas como son, no como quisiéramos que fueran, en este momento. Es importante comprender esto: podemos desear que las cosas sean diferentes en el futuro, pero en este momento debemos aceptarlas como son.
El segundo componente de la ley del menor esfuerzo: la responsabilidad. Consiste en no culpar a nadie o a nada, ni siquiera a nosotros mismos, de nuestra situación. En todos los problemas hay un principio de oportunidad, y esta conciencia nos permite aprovechar el momento y transformarlo en una situación o una cosa mejor.
El tercer componente de la ley del menor esfuerzo es asumir una actitud no defensiva, lo que significa que nuestra conciencia abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto. Si observamos a las personas que nos rodean, veremos que ellas pasan el noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo sus puntos de vista. Si sencillamente renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, a través de esa renuncia lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente desperdiciábamos.
Si permanecemos abiertos a todos los puntos de vista, no aferrados rígidamente a uno, nuestros sueños y nuestros deseos fluirán con los deseos de la naturaleza. Entonces podremos liberar nuestros deseos sin apego, y después sólo esperar el momento propicio para que florezcan convertidos en realidad. Podemos estar seguros de que cuando el momento sea el indicado, nuestros deseos se cumplirán. Ésa es la ley del menor esfuerzo.

5- La Ley de la Intención y el Deseo.

Empezamos a hacernos conscientes de cómo desear y obtener. Se desea en el presente, se pone la intención en el futuro y se desapega del resultado. Si voy a tirar una flecha al blanco, tengo que tener mi atención en el presente, o sea, en tensar el arco hacia atrás, poner bien la flecha y dirigir mi intención en dar en el blanco.
Debemos centrar nuestra intención en el futuro y nuestra atención en el presente, desapegandonos del fruto de la acción.
La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego. La intención es desear respetando estrictamente todas las demás leyes, pero en particular la sexta ley espiritual del éxito: la ley del desapego.
Recordemos que nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro. Llevemos la conciencia de este espíritu a donde quiera que vayamos, liberemos suavemente nuestros deseos, y el universo manejará los detalles por nosotros.

6- La Ley del Desapego.

"La sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego. En la sabiduría de la
incertidumbre reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del condicionamiento anterior.
Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos entregamos a la mente creativa, que orquesta la danza del universo"-

Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad - y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.

La ley del desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo, la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante. Al mismo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunidades.

7- La Ley del Dharma.

"Todo el mundo tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la metaúltima de todas las metas."

Esta ley es la Ley del propósito en la vida. Todos venimos a la vida para cumplir un propósito y solamente nosotros podemos descubrir cuál es. Cómo expresar ese propósito y cómo usarlo para ayudar a los demás es parte de nuestro aprendizaje.

Descubramos nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la humanidad con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos. Cuando nuestras expresiones creativas concuerden con las necesidades del prójimo, la riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto, del reino del espíritu al mundo de la forma.

Recuerda que somos los viajeros de una travesía cósmica como polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y los torbellinos del infinito. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efímeras, momentáneas, transitorias.

Siddharta Gautama, el Buda, fundador del budismo, dijo una vez:

"Esta existencia nuestra es tan transitoria como las nubes del otoño.
Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como mirar los movimientos de una danza.
Una vida es como un relámpago en el cielo, que se desliza veloz como un torrente por la pendiente de una montaña."

Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Este es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad.
Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos, haciendo entonces que todo lo vivido y lo que quede por vivir haya valido y siga valiendo la pena...


Estracto y adaptaciòn del libro Las Siete Leyes Espirituales del Éxito, de Deepak Chopra.


Simplemente Noa


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18 de marzo de 2011

Las Siete Leyes Espirituales del Éxito...


El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realización progresiva de unas metas dignas. El éxito es la capacidad de convertir en realidad los deseos fácilmente. No obstante, el éxito, incluyendo la creación de la riqueza, siempre se ha percibido como un proceso que requiere mucho esfuerzo, y que muchas veces se logra a expensas de los demás.

1- La Ley de Potencialidad Pura (o de conciencia pura).

Esta ley puede llamarse de muchas maneras, pero todo se resume en el Ser. No es mas de lo que somos realmente.
Vivir de acuerdo con nuestro yo, en una constante auto-referencia, significa que nuestro punto interno de referencia es nuestro propio espíritu, y no los objetos de nuestra experiencia. Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto. Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro yo, tales como las situaciones en las que nos involucramos, nuestras circunstancias, personas o cosas que nos rodean. Buscamos constantemente la aprobación de los demás. Nuestros pensamientos y comportamientos esperan una respuesta externa, lo cual hace que nuestra vida se base en el temor y la incertidumbre ante la retribución que tendremos de nuestro alrededor, respecto a nuestras acciones.
Cuando vivimos según la referencia al objeto, sentimos una intensa necesidad de
controlarlo todo. La necesidad de aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener poder externo se basan en el temor.
El punto de referencia interno es el ego, sin embargo, el ego no es lo que realmente somos. El ego es nuestra autoimagen, nuestra máscara social; es el papel que estamos desempeñando. A la máscara social le gusta la aprobación; quiere controlar, y se apoya en el poder porque vive en el temor.
Nuestro verdadero yo, es nuestro espíritu, nuestra alma, es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie. Es humilde, no se siente superior a nadie, porque es consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.

2- La Ley de Dar.

"El universo opera por medio de un intercambio dinámico...
Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo.
Si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos,
mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida..."

Es lo mismo dar y recibir porque el universo fluye de esa manera y se ejercita aprendiendo a dar todo aquello que buscamos recibir. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar.
Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía sería como frenar el flujo sanguíneo.

“En realidad; recibir es la misma cosa que dar, porque dar y recibir son diferentes aspectos del flujo de la energía del universo.”

3- La Ley del Karma (Acción y reacción. Causa y efecto).

"Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera...
Cosechamos lo que sembramos, y cuando optamos por acciones que les producen alegría y éxito a los demás, el fruto de nuestro karma es también alegría y éxito..."

En todo momento de nuestra existencia estamos en el campo de todas las posibilidades donde tenemos acceso a un número infinito de opciones, que podemos escoger consciente o inconscientemente. La mejor manera de comprender y utilizar al máximo la ley kármica es siendo conscientes de las decisiones que tomamos en todo momento.
Sea que nos guste o no, todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que tomamos en el pasado. Desafortunadamente, muchos de nosotros escogemos inconscientemente, y por lo tanto, no nos damos cuenta de que estamos frente a un abanico de posibilidades.
Si nos detenemos un momento y observamos las opciones que escogemos en el instante mismo en que las escogemos, este simple procedimiento de elección y de observación consciente, nos hace mucho mas responsables de las decisiones que tomamos y su respectivas consecuencias.
Tomando conciencia de las elecciones que hacemos, comenzamos a generar acciones que encierran un proceso de evolución tanto para nosotros como para todos los que nos rodean. Y eso es todo lo que necesitamos hacer.
Mientras el karma sea evolutivo, tanto para el yo como para todos los afectados por el yo, los frutos del karma serán la felicidad y el éxito.

4- La Ley del Menor Esfuerzo.

Es la favorita de muchos pero a veces es la que más cuesta porque estamos acostumbrados a hacerlo todo con el mayor esfuerzo.
La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes, tres cosas que podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de "hacer menos para lograr más".
El primer componente es la aceptación. Aceptar significa sencillamente contraer un compromiso: "Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los hechos tal como se presenten". Eso significa que sabremos que este momento es como debe ser, porque todo el universo es como debe ser. Este momento - el que estamos viviendo ahora mismo - es la culminación de todos los momentos que hemos vivido en el pasado. Este momento es como es porque todo el universo es como es. Aceptamos las cosas como son, no como quisiéramos que fueran, en este momento. Es importante comprender esto: podemos desear que las cosas sean diferentes en el futuro, pero en este momento debemos aceptarlas como son.
El segundo componente de la ley del menor esfuerzo: la responsabilidad. Consiste en no culpar a nadie o a nada, ni siquiera a nosotros mismos, de nuestra situación. En todos los problemas hay un principio de oportunidad, y esta conciencia nos permite aprovechar el momento y transformarlo en una situación o una cosa mejor.
El tercer componente de la ley del menor esfuerzo es asumir una actitud no defensiva, lo que significa que nuestra conciencia abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto. Si observamos a las personas que nos rodean, veremos que ellas pasan el noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo sus puntos de vista. Si sencillamente renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, a través de esa renuncia lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente desperdiciábamos.
Si permanecemos abiertos a todos los puntos de vista, no aferrados rígidamente a uno, nuestros sueños y nuestros deseos fluirán con los deseos de la naturaleza. Entonces podremos liberar nuestros deseos sin apego, y después sólo esperar el momento propicio para que florezcan convertidos en realidad. Podemos estar seguros de que cuando el momento sea el indicado, nuestros deseos se cumplirán. Ésa es la ley del menor esfuerzo.

5- La Ley de la Intención y el Deseo.

Empezamos a hacernos conscientes de cómo desear y obtener. Se desea en el presente, se pone la intención en el futuro y se desapega del resultado. Si voy a tirar una flecha al blanco, tengo que tener mi atención en el presente, o sea, en tensar el arco hacia atrás, poner bien la flecha y dirigir mi intención en dar en el blanco.
Debemos centrar nuestra intención en el futuro y nuestra atención en el presente, desapegandonos del fruto de la acción.
La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego. La intención es desear respetando estrictamente todas las demás leyes, pero en particular la sexta ley espiritual del éxito: la ley del desapego.
Recordemos que nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro. Llevemos la conciencia de este espíritu a donde quiera que vayamos, liberemos suavemente nuestros deseos, y el universo manejará los detalles por nosotros.

6- La Ley del Desapego.

"La sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego. En la sabiduría de la
incertidumbre reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del condicionamiento anterior.
Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos entregamos a la mente creativa, que orquesta la danza del universo"-

Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad - y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.

La ley del desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo, la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante. Al mismo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunidades.

7- La Ley del Dharma.

"Todo el mundo tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la metaúltima de todas las metas."

Esta ley es la Ley del propósito en la vida. Todos venimos a la vida para cumplir un propósito y solamente nosotros podemos descubrir cuál es. Cómo expresar ese propósito y cómo usarlo para ayudar a los demás es parte de nuestro aprendizaje.

Descubramos nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la humanidad con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos. Cuando nuestras expresiones creativas concuerden con las necesidades del prójimo, la riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto, del reino del espíritu al mundo de la forma.

Recuerda que somos los viajeros de una travesía cósmica como polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y los torbellinos del infinito. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efímeras, momentáneas, transitorias.

Siddharta Gautama, el Buda, fundador del budismo, dijo una vez:

"Esta existencia nuestra es tan transitoria como las nubes del otoño.
Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como mirar los movimientos de una danza.
Una vida es como un relámpago en el cielo, que se desliza veloz como un torrente por la pendiente de una montaña."

Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Este es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad.
Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos, haciendo entonces que todo lo vivido y lo que quede por vivir haya valido y siga valiendo la pena...


Estracto y adaptaciòn del libro Las Siete Leyes Espirituales del Éxito, de Deepak Chopra.


Simplemente Noa


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